Economía circular
El sector de la almendra ibérica también está avanzando con éxito en lo que se refiere al aprovechamiento de los subproductos que genera. Algo fundamental a la hora de minimizar los residuos y promover la economía circular. Y los usos para ellos son diversos.
La cáscara de almendra
Es un material perfecto para la generación de energía por medio de biomasa, y uno de los más usados entre los residuos agroindustriales, según indica la guía de biocombustibles publicada en 2022 en el marco del proyecto europeo AgroBioHeat.
Supone entre el 62% y el 78% del peso total del fruto, por lo que se estima que la Península Ibérica genera unas 314.000 toneladas de cáscaras al año.
La guía indica que, si esta se almacena de modo correcto y se somete a un mínimo tratamiento para homogeneizar el tamaño de las partículas, “se puede obtener un biocombustible sólido de buena calidad”.
Las pieles de almendra
Ricas en fibra, ya no se consideran ni siquiera un residuo, pues se incorporan cada vez más a diversos alimentos funcionales.
A partir de ellas, se pueden obtener excipientes para productos veterinarios.